El 29 de agosto, Día del Videojuego, nuestro compañero Eduardo Mena, junto con otros expertos, analizaba la profunda evolución de esta industria. Los académicos destacan cómo los videojuegos han pasado de ser simple ocio en salas recreativas y hogares a una herramienta presente en las aulas universitarias, diversificando sus usos más allá del entretenimiento.
En particular, situaba los orígenes del videojuego en experimentos académicos de los años 50 y 60, con su comercialización iniciándose en la década de 1970 con las máquinas arcade. También señalaba que en los años 80, la aparición de sistemas basados en microprocesadores permitió la creación de experiencias "maravillosas con muy poca electrónica". La llegada de los ordenadores personales transformó la industria, pasando de juegos rápidos de arcade a experiencias más largas y completas para el hogar.
Respecto a las percepciones negativas sobre adicción y violencia, Eduardo Mena desmiente la generalización. "Los videojuegos, incluso los violentos, no hacen que alguien se vuelva violento ni que se enferme", asegura, matizando que "si a una persona le gustan las armas o la violencia, buscará videojuegos de ese tipo, pero no es al revés". Aunque reconoce la existencia de una minoría de juegos problemáticos, concluye que "no se puede generalizar ni demonizar a todos los videojuegos".
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